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Señales navideñas

Mensaje del Capellán

Los sacerdotes que juzgaron y condenaron a Jesús le pedían una señal. Burlándose de él le decían que, si veían tan solo una señal, iban a creer en él. Pero –claro- ¿qué señal podría dar el hijo de un simple carpintero? Aquellos buscaban algo así como una luz celeste que apareciera del cielo y los iluminara a todos, algún milagro extraordinario o bien que un rayo caiga sobre sus enemigos y los fulmine. Hasta el momento de su muerte, pidieron alguna señal: “baja de la cruz y creeremos en ti” (Mateo 27:40).

José Enrique Galarreta (1937-2014), teólogo jesuita español*, nos dice que estas señales no fueron dadas al poder de turno: “No a Herodes, no al templo, no al Sanedrín, no a los doctores. A cuatro pastores soñolientos. Nada más. A un matrimonio desamparado. Nada más. Una señal del cielo”.

El texto bíblico nos dice sobre aquella señal lo siguiente: “Esto les servirá de señal: Encontrarán a un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre” (Lucas 2:12).

En eso consistió la señal que Dios quiso darnos, una señal tan cotidiana y común como la de un niño sin más cuidados que el de sus padres, cubierto en pañales. Será esa sencillez de señal la que impregnará su vida y sus acciones: ciegos, paralíticos, endemoniados, leprosos. Todos encontraban en él la liberación de sus maldiciones. Todos y todas eran invitados a compartir su mesa.

Estas señales que Jesús nos dejó son significativas para los que saben descubrirlas, son señales que anuncian vida donde hay muerte, que llevan luz donde hay oscuridad, que buscan justicia donde no la hay, que anuncian esperanza allí donde parece que ya no hay nada que decir o hacer.

Que podamos, en esta Navidad, saber ver estas señales, aferrarnos a ellas y ser también agentes activos de sus consecuencias.

 

Por Pablo Bordenave

Capellán del Colegio Ward

 

*Disponible en: https://www.feadulta.com/es/buscadoravanzado/item/2202-la-se%C3%B1al.html