Por la mañana fuimos al Palacio Imperial, donde vive el emperador la mayor parte del año. Allí también se pueden recorrer los jardines imperiales y disfrutar de la naturaleza y los espacios verdes. Por la tarde fuimos a Ginza a recorrer ese barrio tan reconocido y popular de Japón.
Después fuimos a cenar a un restaurant japonés, en donde pudimos probar la verdadera comida japonesa, la cual no nos pareció muy distinta a la de Argentina, pero si tenía algunas diferencias.