¡Todo comenzó con un intento de intercambio virtual en inglés y terminó en una generosa invitación de la Morioka Chuo High School, que a través de la Fundación Educacional Tatsuzawa Gakkan, posibilitó nuestra visita y la de 4 alumnos secundarios! ¡Cuando iniciamos contactos por email con esta escuela nunca sospechamos que en poco tiempo los conoceríamos y visitaríamos en su propio país!!
Trabajar sobre los criterios para la selección de los estudiantes junto con directivos, no fue tarea sencilla. Se cuidó mucho que no fuera una selección meritocrática por promedios y se consideraron -además de un manejo fluido del inglés, idioma de intercambio en el Foro- cuestiones relativas a actitudes, conductas sociales, compromiso institucional, desempeño en áreas artísticas (dado que habría que presentar algo de ese tenor) y una cuestión fundamental: que no hubiera registro ni recuerdo entre quienes finalmente elegían (directivos del nivel, Capellán, Consejeros, profesores de diversas materias) que la persona en consideración hubiera tenido actitudes o comentarios discriminatorios respecto de ninguna clase de minoría. Este era un punto clave siendo que estaríamos en contacto con tantas personas de tan variadas costumbres, religiones, etnias y lenguas. Agregamos finalmente que era importante que hubiera representación de ambos géneros y también de las distintas orientaciones de nuestro secundario.
Así llegamos a conformar este grupo de estudiantes que compartieron, trabajaron, lideraron y se divirtieron mucho con chicos de las más variadas partes del mundo, pudiendo sobreponerse a las diferencias que en lo cotidiano pudiesen haberles pesado. Me refiero a cuestiones de hábitos, por ejemplo, la comida o la manera de llegar a la escuela.
Disfruté enormemente de ver a Florencia, Juan, Marina y Tomás integrándose y haciéndose notar por su buen desempeño y fluidez en el manejo del idioma; así como al verlos poner en juego gestos de afecto, generosidad, reciprocidad y valoración hacia aquellos que estaban también ofreciéndoles tanto. También disfruté de verlos moverse en otro «mundo», de verlos relacionarse tan bien entre sí y con los demás, y me reí mucho con sus ocurrencias.
Tuve el placer de compartir la experiencia con la Prof. Norma Ontivero (´66) quien también contribuyó con su cordialidad, profesionalidad y simpatía a representar muy bien a nuestro querido Colegio. Me acompañó en los varios homenajes que recibimos por ser la nueva «escuela hermana» y la primera en «esta parte del mundo».
Casi al borde del Centenario, el Colegio Ward ha llegado al Asia, un continente con tanta riqueza histórica, cultural y económica también. Pueblos y culturas milenarias de las que sabemos tan poco en realidad y con las que quizás a priori tenemos más claras las diferencias que las coincidencias. No puedo dejar de vivir eso como un hito muy significativo. Porque precisamente de esto se trata el aprender a vivir en un mundo cada vez más interconectado, cada vez más necesitado de otros (aunque haya quienes aún tienen la arrogancia de creer que pueden solos llegar a alguna parte). Lo siento como un hito porque aunque seguramente no lo imaginaron nuestros fundadores, sí lo incluyeron en el Pax Orbis de nuestro escudo, como un entrañable anhelo de amistad entre los pueblos.
Hay mucho para contar; mucho para procesar interiormente, pero sin duda lo más importante ha sido el intercambio y vínculos interculturales que tanto nuestros alumnos como quienes acompañábamos, pudimos tejer con japoneses, chinos, malayos, tailandeses, indonesios, vietnamitas, canadienses de habla francesa y de habla inglesa, franceses, rusos, australianos y neocelandeses.
Vínculos, afectos, inglés con todos los acentos imaginables, y el reconocimiento del otro/a más allá de las diferencias étnicas, culturales y religiosas. Tremenda lección de vida para todos, si pensamos en términos de un mundo tan comunicado y de una concepción de ciudadanía que se extiende a lo global.
Los dos días y medio en Tokio completaron la experiencia con un reencuentro gratísimo con el Lic. Guillermo Carpineta (’99) con quien habíamos acordado una visita en su lugar de trabajo: Google! Interesantísima experiencia para todos y una rica oportunidad para que los estudiantes conocieran otras maneras de entender «el negocio» por parte de una empresa, de trabajar y atender a su personal, de organizar procesos de trabajo y criterios de selección de personal diferentes… Fue también lindísimo ver a Guillermo reconociendo con alegría nombres de profesores y preceptores que trabajan en el Colegio y que fueron sus docentes!
Por último, el contacto previo con la Embajada Argentina en Japón nos dio la tranquilidad de saber que éramos esperados, que estaban atentos a nuestras eventuales necesidades, ofreciendo total disposición a colaborar en cualquier cuestión que pudiera presentarse. La visita fue otra grata sorpresa por la atención, cordialidad y hospitalidad con la que nos recibieron, así como por el interés manifestado en nuestro Colegio, en nuestra presencia allí y en el Foro del que habíamos participado.
Damos gracias a Dios por esta oportunidad que hemos tenido como institución. En lo personal, creo que las oportunidades que nos ofrece el Colegio, tanto a adultos como a los estudiantes, nos generan también la responsabilidad de compartir lo vivido. Estamos tratando de hacerlo por esta vía y esperamos poder organizar alguna actividad en Secundaria, en la que con los chicos y chicas podamos extendernos en cuestiones más específicas del Foro en sí.
Agradecemos también especialmente a la Fundación Educacional Tatsuzawa Gakkan y a la Morioka Chuo High School por la generosidad de la invitación y atenciones recibidas.