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Tiempo de Pascua, tiempo de encuentro

Jesús, dios hecho humano, viene a nuestro encuentro

En la Pascua los cristianos recordamos la muerte y resurrección de Jesucristo que libera al mundo del pecado. Es también un recordatorio de que el poder de la vida vence al de la muerte.

La Pascua de Resurrección nos enseña que ya no debemos buscar a Jesús entre los muertos, o en un lugar distante a nuestras vidas, a nuestra realidad. Estamos llamados a buscar a Jesús entre los vivos y, especialmente, en nuestro prójimo. Por esto, el trato que dispensamos a nuestro prójimo nos señala, en definitiva, cómo nos relacionamos con Dios. Y así nos lo señala el Evangelio:

34 Y dirá el Rey a los que estén a su derecha: “Vengan ustedes, los que han sido bendecidos por mi Padre; reciban el reino que está preparado para ustedes desde que Dios hizo el mundo.35 Pues tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; anduve como forastero, y me dieron alojamiento.36 Estuve sin ropa, y ustedes me la dieron; estuve enfermo, y me visitaron; estuve en la cárcel, y vinieron a verme.” 37 Entonces los justos preguntarán: “Señor, ¿cuándo te vimos con hambre, y te dimos de comer? ¿O cuándo te vimos con sed, y te dimos de beber? 38 ¿O cuándo te vimos como forastero, y te dimos alojamiento, o sin ropa, y te la dimos? 39 ¿O cuándo te vimos enfermo o en la cárcel, y fuimos a verte?”40 El Rey les contestará: “Les aseguro que todo lo que hicieron por uno de estos hermanos míos más humildes, por mí mismo lo hicieron.”

Mateo 25:34-40

Que esta Pascua de Resurrección haga florecer en nuestros corazones el deseo de preservar la paz y la vida por sobre todo acto de desigualdad, violencia e injusticia que afecta a la humanidad.